¡Me han llamado para una prueba médica! Y, básicamente, me ha descuadrado por completo.
Se me ha descompuesto la tripa, me he puesto a buscar los informes que tengo que llevar a la prueba… ¡Un lío! ¡Hacía meses que estaba esperando la llamada! Pero agradezco la llamada y espero que todo salga bien, dando respuesta a mi problema.
Después de tanta emoción me ha costado centrarme pero he rezado el Rosario antes y me ha ayudado a recuperar la tranquilidad.
La meditación me ha traído la serenidad que me faltaba y me ha puesto de buen humor.
Hoy, de nuevo, he tenido que interrumpir alguna vez la secuencia para decir cosas a las niñas y no me he enfadado.
He preparado el calendario para el evento de agosto pero también he programado mis pruebas para las semanas anteriores ¡Quiero experimentarlo al 100%! Tal y como lo estoy poniendo en mi nuevo libro.
¡Estoy muy ilusionada! ¿Se nota?